El teatro del S.XX hasta 1939
El teatro, además de un texto literario,
adquiere otra dimensión al ser representado por unos actores y ante un público,
lo cual supone que nos encontremos con dos fuertes condicionamientos
comerciales: por un lado, la necesidad de unos locales apropiados y, por
otro, el público que asiste, mayoritariamente burgués, acomodado y muy
reacio a los cambios bruscos. Esto acarrea dos consecuencias: una
ideológica (la escasa crítica social y política de las obras, que buscan el
éxito comercial) y otra estética (la casi inexistente innovación técnica).
En este contexto, el dilema obligaba
a los dramaturgos a posicionarse en una de estas dos tendencias:
· El teatro
triunfante, esto es, escribir o
bras correctas desde el punto de vista técnico, aunque de carácter comercial.
bras correctas desde el punto de vista técnico, aunque de carácter comercial.
· El teatro
innovador o vanguardista, que sorprenda el espectador y con elevada
carga de crítica antiburguesa, lo que requiere un público intelectualmente
preparado.
1. El teatro triunfante en España
En él podemos distinguir varias líneas:
1.1. Teatro continuador del realismo del XIX
Su principal representante es Jacinto
Benavente, su primera obra, El nido ajeno, fue bien recibida
por los jóvenes intelectuales, no así por la burguesía. Benavente optó por
amoldarse a los gustos mayoritarios, con su “comedia de salón”,
limitándose a censurar pequeños vicios, sin hacer críticas totales. Sus
mejores obras son Los intereses creados (1907) y La
malquerida(1913). Recibió el premio Nobel en 1922.
1.2. Teatro poético en verso
Mezcla de Romanticismo y Modernismo,
ideológicamente muy conservador, con constantes alusiones a las perdidas
glorias del Imperio español, es un teatro histórico, con figuras como el
almeriense Francisco Villaespesa, Eduardo Marquina (En
Flandes se ha puesto el sol, 1909) y los hermanos Machado de La
Lola se va a los puertos (1929).
1.3. Teatro cómico
Se trata de un teatro intranscendente,
cuya única intención es hacer pasar un buen rato, muy reiterativo en sus formas
de conseguir humor: equívocos, juegos de palabras, regionalismos, etc.
Destacan los hermanos Álvarez Quintero, representantes del teatro
regionalista andaluz, con un claro dominio de la técnica (El genio alegre, La
Puebla de las mujeres), Carlos Arniches, pintor de costumbres
madrileñas y creador de la “tragedia grotesca” y el gaditano Pedro
Muñoz Seca, inventor de un nuevo género, el “astracán”, parodia en
verso del teatro postromántico (La venganza de don Mendo).
2. Teatro innovador
Los mejores autores serán Valle-Inclán y
García Lorca, pero debemos reseñar otros dramaturgos que se plantearon un
teatro distinto:
· Unamuno escribe
un teatro de ideas, con poca acción y escasos elementos escénicos, donde lo
fundamental será el texto y el conflicto de los personajes: Fedra (1911), El
Otro (1927). Algo parecido intentará Azorín.
· Jacinto
Grau (El señor de Pigmalión) o Ramón Gómez de la Serna (Los
medios seres) proponen experiencias renovadoras.
· Pedro
Salinas y Rafael Alberti, autores del 27, escriben un
teatro interesante. El segundo como autor (Noche de guerra en el Museo del
Prado) y como director teatral.
· Jardiel
Poncela (Usted tiene ojos de mujer fatal, Cuatro corazones con
freno y marcha atrás, Eloísa está debajo de un almendro) es autor de un
teatro de un humor cercano al absurdo, tan exigente intelectualmente, como mal
entendido por la crítica de su tiempo y por la posterior censura
franquista; Miguel Mihura fue otro renovador del teatro
humorístico (Ni pobre ni rico sino todo lo contrario, El caso de la mujer
asesinadita, Maribel y la extraña familia, Ninette y un señor de Murcia,
Tres sombreros de copa). Ambos son los máximos exponentes de “la otra
Generación del 27”.
Miguel
Hernández, quien escribe tres piezas en verso (Quien te ha visto y quien
te ve y sombra de lo que eras, El labrador de más aire y Pastor de la muerte) y
una pieza en prosa, (Los hijos del aire).
Tanto los Álvarez Quintero como Arniches cultivan la Comedia de
Costumbres cuyas características principales son: ambientación popular,
historia amorosa, final feliz, humor y lenguaje sencillo.
2.1. El teatro de valle-inclán
Es uno de los autores más controvertidos,
rigurosos, extravagantes y geniales que ha dado nuestra literatura. Se inició
en el Modernismo con las novelas de la serie de las Sonatas,
memorias del marqués de Bradomín, un “don Juan feo, católico y sentimental”,
donde conviven la elegancia exquisita con la provocación más amoral. Continuó,
en una etapa intermedia, con las Comedias Bárbaras, la saga de los
Montenegro (Águila de Blasón -1907-, Romance de lobos -1908-
yCara de Plata -1928), donde aparecen personajes extraños,
violentos o tarados, tiránicos. Estas Comedias, híbridos entre
novela y drama, son difícilmente representables, por su gran longitud, los
cambios rapidísimos de escenario y las extensas acotaciones escénicas.
Su última etapa, la más lograda, es la de
los esperpentos; sobresalen Divinas palabras y Luces
de Bohemia, ambas de 1920. España es una deformación grotesca de la
civilización europea. La tragedia es un género demasiado noble para recoger
aquel ambiente. De ahí que “el sentido trágico de la vida española sólo puede
darse con una estética sistemáticamente deformada”: ese es el fundamento del
esperpento.. Luces de Bohemia narra la última noche de vida
del poeta Max Estrella, ciego bohemio, pobre y desafortunado, que deambula por
las calles de Madrid camino de su muerte, recorriendo diversos lugares y dando
cuenta de la crítica situación del país. Otros esperpentos son Los
cuernos de don Friolera, Las galas del difunto y La
hija del capitán.
2.2. El teatro de García Lorca
En su conjunto, la obra de Lorca supone un
intento constante de depuración, de búsqueda del restablecimiento de la pureza
original de la palabra evocadora, connotativa, alejada del servicio utilitario
pero sin olvidar su función comunicativa. Como dramaturgo, muestra un concepto
renovador del arte escénico que ha convertido a Lorca en el dramaturgo
español más conocido de todos los tiempos, un clásico cuyas obras
continúan en los repertorios de las más conocidas compañías teatrales del
mundo.
El teatro de Lorca parte de tres
principios:
· Depurar
el teatro poético. No escribió sus obras más representativas en verso, pero
supo emplear la expresión adecuada para evocar los ambientes en los que sitúa
la acción. Incorpora ritmos y formas populares a través de canciones,
letrillas, letanías o coros que conectan su obra con el teatro clásico (Lope de
Vega, Calderón de la Barca). Sus acotaciones son de un altísimo valor lírico. Es un teatro poético, en el sentido de que gira en
torno a símbolos medulares —la sangre, el cuchillo o la rosa—, de que se
desarrolla en espacios míticos o presenta un realismo trascendido, y de que, en
fin, encara problemas sustanciales del existir.
· Incorporar las tendencias vanguardistas. Si se pueden reconocer influjos del Valle de los esperpentos, algo de Surrealismo, Marquina, el mejor Benavente, también los hay del teatro clásico y el popular. Sin embargo, lo que destaca en Lorca es su habilidad para armonizar y hacer suyos estilos muy diversos.
· Acercar el teatro al pueblo. Y ello no sólo a la hora de escribirlo, sino que se involucró de lleno con la compañía universitaria “La Barraca” y las “Misiones Pedagógicas” para llevarlo hasta el último rincón de nuestra geografía.
La mujer es la
protagonista principal de teatro lorquiano. Una mujer que representa el ansia
de libertad en una sociedad patriarcal y machista, marcada por un destino trágico,
por pasiones que se verán condenadas al olvido o al rechazo. Las obras
representan la tragedia de toda persona condenada a la frustración en sus
deseos más íntimos y a la marginación.
Amor imposible, conflicto entre deseo y realidad; enfrentamiento de libertad y autoridad… En definitiva, el tema de lafrustración es una constante en el teatro lorquiano: Bodas de sangre (amor frustrado), Yerma (maternidad frustrada), Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores (frustración por la espera) y La casa de Bernarda Alba (amor y libertad frustrados).
También cultiva un teatro puramente
innovador, de raíz surrealista, con obras como El público y Así
que pasen cinco años.
Entre las farsas, destacan La zapatera prodigiosa, en la
que el ambiente andaluz sirve
de soporte al conflictocervantino entre imaginación y
realidad, y Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín.
3. El teatro durante la Guerra Civil
La Guerra Civil española
provoca el abandono de la normalidad en los espectáculos teatrales. Lo que se
representa durante la contienda bélica se carga de connotaciones ideológicas y
sirve, en la mayoría de los casos, como propaganda ideológica y parodia brutal
y simplista de las posiciones contrarias. Su poca consistencia artística se
debe en gran medida a haber sido escrito apresuradamente y a la peculiar
situación de autores, público y circuito teatral.
En la zona republicana el
Sindicato de Espectáculos de la CNT se incautó de muchas salas de teatro y
cine, creando el Sindicato de la Industria del Espectáculo. Se representan
obras como Bodas de Sangre de Lorca; Electra de
Galdós; La malquerida de Benavente, entre otras.
El teatro ambulante tuvo
gran importancia con las muchas compañías de teatro que recorrieron pueblos,
frentes, cuarteles y hospitales, representando obras de propaganda, pero también
entremeses y clásicos. Aquí destacan lasGuerrillas del Teatro, dirigidas
por María Teresa León.